Cocción en un horno a leña

A través de la historia, el desarrollo de la cocción fue marcando un paralelismo con el desarrollo social, político, económico-técnico, artístico, etc. De esta manera, el lugar para cocinar ha ido transformándose lenta pero definitivamente desde el "alrededor" de la hoguera hasta el entorno de nuestros días.En cualquier momento de esta "transformación", podemos ver la manera casi documental en que los hornos de barro expresan la situación particular de su usuario y del entorno histórico que lo rodea.Con el tiempo, el fuego como fuente calórica por excelencia fue evolucionando desde las primeras hogueras y hornos hasta nuestros días, sin perder jamás su identidad proyectada en el alimento. Cuando se revén los aspectos culturales que enunciábamos al principio en el diseño de un horno de barro, debemos observar con mucho detenimiento qué tipos de comida prepararemos o quién/quiénes la prepararán. Evidentemente, un análisis cuidadoso nos encaminaría a determinar las necesidades de cada usuario de los hornos de barro,porque aunque estos parezcan todos iguales, nos sorprenderá saber cuántas posibilidades de desarrollo se están perdiendo. No es lo mismo un usuario que lo prende cada tanto, que aquel que aprovecha todo su potencial gastronómico para su alimentación periódica.
Válidos son también los ejemplos intermedios, teniendo en cuenta qué se cocina con más asiduidad (carnes, panes, etc.).
Surge así otro interrogante de tipo cultural: el horno y su entorno deben diseñarse teniendo en cuenta quién o quiénes lo van a utilizar y qué tipo de cocción se realizará en él.